lunes, 25 de junio de 2012

Creo que le voy pillando el truco y el sentido a todo esto.

Sólo tenemos una forma de vivir pero existen mil maneras de morir. Es ilógico, pero la vida no está para entenderla. Pensamos siempre en qué hubiese pasado, y no en lo que pasó. Pensamos en cómo éramos hace un año. Piensas en unos chavales que no entendían nada del amor pero que se querían y que nunca se dejaron de querer, simplemente se perdieron por algo tonto, por cualquier cosa, por ser completamente inconscientes de lo que sentían. Pensamos en todo lo que nos falta, en cómo hubieran cambiado las cosas si todo estuviera hoy aquí. Va pasando el tiempo y sólo intentamos olvidar recordando todo nuestro pasado. Suena tonto, porque lo es. Pero nunca nos fijamos en que todo puede ser diferente, no vemos que existen millones de estrellas, una por cada sonrisa. Y las hay. Existe siempre otra oportunidad, un miedo que nos hace dar marcha atrás, incluso existe un dolor tremendo que intentamos ocultar pero que sabemos que siempre va a estar ahí, arrepinténdose de algo que hemos hecho mal. Pero no somos capaces de ver que ahí es cuando elegimos nuestra forma de morir. Porque existe otra forma de caer, al igual que, te aseguro, existe una persona con la que nos gustaría morir.

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