domingo, 5 de octubre de 2014

Haciéndote

Siempre he querido vivir en un mundo contigo. Nuestra vida, nuestras locuras, nosotros... Siempre he querido que fueses tú el que picase a la puerta después de trabajar en tardes de lluvia, que me abrazases todas las noches como si siempre fuese invierno, y que todo el desastre de tu habitación se trasladase a la mía. Siempre te he imaginado con 30, 50 y 80 años... Sonriéndome. Si algo tenía claro es que tu sonrisa y tu forma de mirarme no iban a cambiar nunca. Quería que fueses esa persona con la que bailar nuestra canción durante el resto de mi vida, que nuestros hijos se pareciesen a ti. Joder quería hacerte feliz toda tu vida. Quería quitarte tu mal humor de por las mañanas comiéndote a besos en la ducha. Quería pasarme las noches debajo de una manta en el sofá calentando mis pies con los tuyos. Quería perderme contigo todos los fines de semana. Quería luchar por ti lo que no había luchado por mi. Quería sentir que podía dar todo lo que yo era a una persona que era todo lo que yo quería. Quería hacerte feliz porque así yo era feliz. No era la historia de siempre, esa de “tu felicidad no debe depender de nadie”, no. Simplemente un día me dijeron que hiciese todo aquello que me hiciera feliz. Y te hice a ti. Y a partir de ese momento supe que mi forma de ser feliz era haciéndote feliz a ti. Pero ya sabes todo eso de que no siempre se comen perdices... Pues te digo que no siempre se acaba siendo feliz. Ojalá pudiese repetir todo lo que fuimos. Y lo volveré a repetir, pero no serás tú ni seré esta yo. Y posiblemente tenga una sonrisa distinta con la que sonreírme con 30, 50 y 80 años. Y ojalá recuperase ese vicio que al final fue lo único que quedó uniéndonos, dejándonos ese vacío que sufre un exdrogadicto, un exalcóholico... o nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario