domingo, 7 de junio de 2015

Mamá



Quiero devolverte toda la vida que me has dado
en un mísero trozo de papel
que, quizás, acabe en el fondo de cualquier cajón
en cualquier habitación
en la que te haya abrazado.

Quiero regalarte mis sonrisas
porque para eso has sido tú quien las has creado,
con todas y cada una de sus formas
y con todos los "a pesar de".

Quiero hacerte un hueco en el cielo
como tú me lo hiciste en tu barriga
cuando me estabas queriendo sin ni si quiera yo haber nacido.

Quiero pedirle a la vida
que te de todo lo que no ha sabido darte,
aunque menudo arte
es oirte contar cuentos
a Natalia y a mi todas las noches de lo que dura una infancia.

Y quiero darte las gracias
de todas las formas de las que posiblemente no te las acabe dando...

Sin ti nada sería posible,
porque si soy lo que soy
es gracias a ti
y eso te lo debo.

Quizás no sean tuyos mis ojos,
pero si mi forma de ver las cosas
y también esas ganas infinitas de seguir siempre adelante.

Gracias por hacer lo que pocos hacen:
cuidarme.

Gracias por haber sido tan guapa en momentos tan feos.
Gracias por ser casa,
por hacerme sentir segura, protegida,
a salvo...
En tantos naufragios en los que,
sabes,
me meto sin dudarlo.

Cada día estoy más segura de que es verdad eso que dicen,
y una madre es irremplazable.
Porque solo hay una como tú
y tengo la suerte de tenerte.

 
Ojalá no te tuvieras que ir nunca...
Ojalá pudieses quedarte conmigo hasta el final del camino
para poder ver a dónde llegan esos pies
a los que tú
hace 17 años
enseñaste a andar.

Lo que tengo claro es que puedes estar tranquila,
que me has enseñado tanto
que ahora sí puedo decir:
todo irá bien.

Y sino,
ya buscaré
en estos ojos que no son tuyos,
entre estas formas de ver que me diste,
en el sitio donde siempre se esconden las cosas que olvidas
y gastando todos los minutos de tu vida que invertiste en llegar tarde,
cualquier forma de encontrate.

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