Hay que empezar a dejar el corazón a
un lado y empezar a usar la razón, y mi razón, cómo no, me habla
de ti. Me ha hecho reflexionar durante un largo tiempo a tu lado, y
ha podido hacer que te mire con ojos distintos para poder darme
cuenta de que ni tú, ni mucho menos yo, somos los mismos. Me he
fijado en que has cambiado la forma de darme los buenos días, y de
que otra noche más se te han olvidado las buenas noches. Ya no
quieres sonreirme a mi aunque a veces se te escapa como todos esos
sentimientos que ahora sólo buscas esconder. Siempre te dije que la
vida nos quiso (y nos quiere) mantener unidos aunque a veces el dolor
es tan grande y llega a ser insoportable, y tenemos que darnos cuenta
de que posiblemente nos vaya mejor si seguimos cada uno un camino
distinto. Y, ¿qué hay que no vaya a echar de menos de ti? Aunque
supongo que tú también me echarás de menos. Ya nadie nos va a
hacer reír cuando las cosas se pongan feas. Nadie se pasará las
noches mandándonos audios cantando aunque sea fatal y probablemente,
esa noche llueva. Ya nadie se quedará a ver la mayor pastelada de
película conmigo, y nadie te picará mientras ves el fútbol. Nadie
nos escuchará y nos entenderá porque nadie, aparte de nosotros, ha
vivido nuestros cambios. Nadie se quedará a aguantar nuestros
enfados por tonterías que ni tú ni yo entendíamos. Ya no
sentiremos que existe alguien que cree en nosotros. Hasta que llegue
otra persona. Pero nunca serás tú, y nunca seré yo. Y llegaremos a
ser felices, pero nunca de la misma manera.
Lo siento muchísimo. Siento cada uno
de los fallos que he cometido contigo. Siento no haber valorado todo
lo que hiciste por mi. Siento todas las veces que perdí la
paciencia. Supongo que a nuestra edad no sabemos querer todavía.
Gracias por estos 3 años, no sé si
maravillosos o desastrosos. Gracias por todo lo que he podido
aprender de ti y aprender contigo: a madurar, a tener más paciencia,
a querer, a sonreír... Gracias por hacerme fuerte. Por haber creído
en mi cuando más lo necesité. Por haber tenido paciencia conmigo.
Por haber soportado cualquier cosa sólo porque a mi me hacía feliz.
Sabes que siempre, siempre, siempre vas
a tenerme, porque eres la persona más especial de mi vida. Puedes
contar conmigo. Pero hemos crecido y creo que lo que los dos
necesitamos es seguir caminos diferentes. O todo sale bien, o
abandonamos aquí. Pero eso, aunque me duela, ya no depende de mi.
Te quiero, ahora y siempre.